Para trabajar con mayor comodidad lo primero que hicimos fue quitar el capó, de esta manera el acceso a ciertos tornillos de la aleta era mucho más sencillo.
Tras retirar el capó el siguiente paso fue quitar las aletas, desatornillando uno a uno sus tornillos. Hay que ser cuidadosos en este punto, ya que puede haber algún tornillo que esté escondido, o sujetando al mismo tiempo la aleta y la defensa, como sucedía en este caso. Una vez sueltos los tornillos la aleta sale sin ningún esfuerzo.
Después de soltar la aleta lo siguiente fue la defensa y los faros, que en este en particular estaban prácticamente sueltos.
Debemos ser cuidadosos a la hora de colocar las aletas, ya que los agujeros donde se alojan los tornillos tienen cierta holgura para poder colocar la aleta , con lo cual a la primera de cambio no podemos apretarlos a tope. En primer lugar debemos colocar la aleta sobre su sitio y abocar los tornillos, y cuando hemos conseguido que todos los huecos entre la aleta, el capó y la puerta están dentro de la tolerancia que nos indica el fabricante podemos apretar los tornillos según el par que nos indique el fabricante.
El resultado final:
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